Epoca romana
Con posterioridad a la destrucción de Cartago (146 a. de J.C.) y la conquista de la Península Bética, en el año 124 a. de J.C. Quinto Cecilio Metelo conquista Mallorca en nombre de Roma. La importación de vinos de la Península Itálica, principalmente de la región de la Campania y en ánforas del tipo Dressel, se incrementó como consecuencia del mayor tráfico marítimo y de la prohibición del cultivo de la vid.
La política de prohibición del cultivo de la vid fue iniciada por Cartago y después seguida por los romanos para proteger los vinos de sus respectivas metrópolis. No se trataba de una política particular con la isla, ya que en el siglo II a. de J.C., el Senado impartía órdenes contra la viticultura de la zona de Narbonne (Francia) ó se otorgaba autorización para que únicamente los colonos romanos pudieran plantar viña en el Rosellón (Francia), en detrimento de los griegos y los fenicios.
Se apunta a la época de Augusto (63 a. de J.C.-14 d. de J.C.) el final de la política de prohibición. Las crónicas de Diodoro, que era un historiador griego nacido en Sicilia y contemporáneo de Julio César y Augusto, dan buena idea del estado del cultivo de la vid y el olivo en aquellos tiempos en Baleares. Relata Diodoro que Ibiza 'tiene poca tierra de viñedos y olivos injertos en acebuches', mientras Mallorca y Menorca 'carecen en absoluto de vino, por lo cual lo tienen en gran estima, por su rareza... (sic), siendo también muy raro el aceite, lo preparan con el jugo del lentisco, que mezclan con grasa de cerdo, untando con ello su cuerpo'.
La 'púnica' Ibiza habría sido la primera isla de las Baleares en la que se cultivó la viña. En Mallorca y Menorca, la viña habría sido cultivada por primera vez en el umbral de la era cristiana, coincidiendo con el final de la prohibición y posiblemente por colonos romanos. Años más tarde, PLINIO (23-79 d. de J.C.) hizo el más antiguo elogio del vino balear: "Los viñedos lacetanos en Hispania son famosos por el mucho vino que de ellos se obtiene, pero los tarraconenses y los lauronenses lo son por su finura, así como los baleáricos que se comparan con los mejores de Italia" (PLIN. Nat. Hist. XI, 122).
En apreciación de Borrás (Borrás C., 1978, Tomo II, pags. 33-96), el testimonio de Plinio constituye 'un elogio extraordinario en boca de un romano del siglo I, acostumbrado a disponer de lo mejor de todas las provincias del Imperio'. En opinión de este historiador, ya refiriéndose a la vid, dice: 'De todos modos, su cultivo no fue muy extenso, ya que no consta que se exportara, al menos en cantidad, limitándose a algunas pequeñas explotaciones, situándose, quizá, una de ellas, en terrenos de Son Mas, en Manacor, en donde se encontró un espléndido busto romano de DIONYSOS, dios de la vid'. Testimonio arqueológico de aquellos tiempos, es también un magnífico dolium , obtenido en un dragado del Puerto de Palma de 1,44 m de altitud, y destinado a la fermentación del vino.