Introducción
Mallorca ha sido en su larga historia una encrucijada de los pueblos, culturas y religiones que han conformado la rica "cultura mediterránea"; tal como era de esperar de su situación geográfica enclavada en el mismo centro del Mediterráneo Occidental. Los mallorquines, que conocían el vino desde la prehistoria, plantaron sus primeras vides coincidiendo con la llegada de los romanos y sus vinos recibieron rápidamente elogios importantes (PLINIO, 23-79 d. de J.C.). Hay indicios para pensar que el cultivo de la viña siguió su crecimiento durante la "era cristiana" y que siguió cultivando, al menos para uva de mesa, durante la dominación árabe. El impulso definitivo para el cultivo de la viña y la producción de vino ocurre a raiz de la conquista de Mallorca por parte de las huestes del rey Jaime I de Aragón en 1229.
La ciudad de Inca, que procede del topónimo árabe Ink^an, era la mayor alquería de Mallorca a la llegada del Rey. Situada en el centro de la isla, perteneció al mismo rey en el reparto de bienes del Llibre del Repartiment. La familia Bordils, hoy un linaje desaparecido en Mallorca, llegó a la isla coincidiendo con el inicio del siglo XIV, procedente del pueblo llamado Bordils (Gerona). Fué don Bernat de Bordils, hijo de Guillem de Bordils que en 1343 había rendido homenaje al rey Pere IV el Ceremoniós en nombre de la villa de Inca al producirse la pérdida del reino privativo de Mallorca, quien compró en la década de 1360-1370 las primeras tierras de viñedo en el sureste del término de Inca que posteriormente en 1433 su hijo, don Joan de Bordils i Pont, amplió y agrupó con el nombre de Son Bordils. Hoy se sabe que, a mediados del siglo XV, la finca Son Bordils ya estaba dedicada a la actividad vitivinícola porque la propiedad fué saqueada durante la revolta forana, obteniéndose en el botín algo más de 50.000 litros de vino. Años antes, la familia Bordils había trasladado su residencia a Palma. Aunque durante casi cuatro siglos los Bordils ostentaron importantes cargos en la ciudad y la isla, en la actualidad el apellido es más conocido porque desde el siglo XVII residieron en Can Bordils, hoy sede del Arxiu Municipal de Palma.
Hoy se sabe que la época de mayor esplendor vitivinícola de Son Bordils fué la segunda mitad del siglo XIX; al igual que ocurrió en toda la isla de Mallorca, inducida por las exportaciones de vino a Francia; arrasados sus viñedos a causa de la plaga de la filoxera. En esta época, la finca era propiedad de don Manuel Villalonga i Pérez, concejal de sanidad del Ayuntamiento de Palma durante los años de la peste. Su pasión por la viña y el vino le llevó a convertir Son Bordils, que ya era la mayor finca del término, en uno de los tres mayores productores vitivinícolas de Inca de la última mitad del siglo XIX. Sus viñedos fueron arrasados por la filoxera a partir de 1891, pero con la ayuda de su hijo y heredero don Emilio Villalonga i Boneo, replantó buena parte de ellos y reinició la elaboración de vino; que era vendido en Palma en Sa Botigueta de Son Bordils de la plaza Santa Eulalia a principios de siglo. Don Emilio vendió la finca en el año 1922 a don Domingo Alzina Jaume, que a partir de aquel momento vendimió los viñedos sembrados con pie americano por don Manuel y don Emilio Villalonga en la etapa post-filoxérica.
En 1991, cien años después de que filoxera invadiera Mallorca, la finca cambia de nuevo de propiedad y se reinicia la actividad agrícola en los terrenos denominados antiguamente como Ses Cinquanta Quarteradas de vinya , donde se han replantado, desde el año 1996 hasta este año 2000, un total de 25 Has. de diferentes variedades de vid, tanto blancas, como chardonnay, moscatel y prensal, como tintas, cabernet sauvignon, merlot, manto negro, monastrell, callet y syrah. En 1998, el nuevo Celler de Son Bordils elaboró y embotelló los primeros vinos de la nueva etapa vitivínicola de la finca.
Esta es la historia conocida de la Finca Son Bordils, de sus personajes y sus avatares, de sus viñas y sus vinos, y en definitiva de la lucha de los hombres y las mujeres para obtener el fruto de esta tierra desde hace más de cinco siglos. De la misma tierra donde hoy se producen los vinos de la marca Son Bordils.