Marqués de Murrieta
Son Bordils

La Prehistoria

Aunque el conocimiento de la existencia del vino por parte de los habitantes de esta isla pudiera ser anterior, los primeros indicios arqueológicos del comercio del vino datan del siglo IV a. de J.C.. En las primeras décadas del mismo, se hundió en la Bahía de Palma el denominado Pecio "Almagro" del islote del Sec:

"Esta embarcación transportaba una rica carga de vinos, cerámica fina, artísticos calderones de cobre y bronce, molinos para grano..(sic). Es muy probable que esta procediera del sector cartaginés de Sicilia y como hemos señalado transportaba vinos de diversas procedencias, según se desprende de la gran variedad tipológica de sus ánforas vinarias que llevaba a bordo. Hasta ahora llevamos clasificadas 16 tipos sud-itálicos, 8 rodios y tres 'púnicos'. Muchas de esas ánforas eran envases para vinos 'resinosos' pues presentan una capa betuminosa, repartida por la pared interior del ánfora. PLINIO nos da la receta de esa resina en la época romana, que tenía la propiedad de conservar el vino, dejar impermeable la arcilla porosa del ánfora y dar al vino ese sabor a resina tan a gusto hoy de los habitantes de la Grecia actual. Con las anteriores ánforas, apracecen gigantes orzas, (Pithoi) que colocadas en en lugar fijo, servían para fermentar vinos". (Cerdá, D. 1978, Historia de Mallorca, Tomo II, pags. 1-32)

En aquellos tiempos, Sicilia estaba dividida en dos mitades: la occidental, dominada por los cartagineses, y la oriental, ocupada por los griegos, como consecuencia de su expansión colonizadora iniciada en el siglo VIII a. de J.C.. Durante dos siglos, ambas comunidades mantuvieron luchas que se han relacionado con la competencia comercio del vino y el aceite. El vino contenido en las ánforas podría proceder no sólo de Sicilia, sino también de la isla de Rodas y de Grecia; con quienes Sicilia mantenía relaciones comerciales. Ello explicaría la variedad tipológica de las ánforas encontradas. La existencia de orzas gigantes, los llamados Pithoi, plantea la incógnita de que fueran importadas para su utilización como depósitos de fermentación; lo que implicaría la existencia de viñedos en Mallorca en el siglo IV a. de J.C.

También del siglo IV a. de J.C. data el pecio encontrado en la vecina isla de Cabrera, con un cargamento de vino, cerámica y lingotes de plomo. Sin duda se trata de restos del comercio fenicio-cartaginés ya que todas las ánforas encontradas eran 'púnicas'.

Los yacimientos arqueológicos marinos pertenecientes a los siglos III y II a. de J.C. demuestran que en Mallorca el comercio de importación de vino y cerámica se realizaba preferentemente con la Península Itálica, la isla de Rodas y las ciudades griegas del sur de Francia.